22 de junio de 2010

Feliz Año Nuevo a los Pueblos Originarios


Los mapuches observaban que comenzaba el invierno. Creían que ese cambio era regido por la Luna, que provocaba los brotes de vegetales y la reproducción de los animales. En este nuevo periodo la tierra comienza a limpiarse con el agua que envía Ngenechén (Dios) a través del Ngen-ko (‘el espíritu del agua’), lo que provocaba un nuevo ciclo, que implicaba el termino el ciclo anterior de preparación del suelo, siembras, cosechas y la naturaleza debe limpiar y preparar la tierra para otro periodo y así sucesivamente.

Todos debían participar, ya que los adultos, los niños y toda la diversidad de los seres vivos eran beneficiados del Sol, que es el padre que aporta, a través de su energía masculina (opuesta y complementaria a la Tierra femenina), para que se produzcan alimentos para todos los seres vivos, no sólo a los humanos. Es una fiesta de agradecimiento por la vida que se renueva.

Se dialoga con el Sol, porque creen que el Sol está vivo, porque están contentos de que vuelva y con él sienten que los humanos vuelven a crecer.



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